Sobre pasados de tiempo para humillarnos ante Dios

Nena Arias | 20 de noviembre de 2023

Es mucho lo que escuchamos sobre el tema de seguridad nacional y de prosperidad. Dos ingredientes que nos quieren hacer creer que estos son los únicos dos y más importantes para continuar e incrementar el estilo de vida estadounidense. No importa que seamos una nación en guerra entre nosotros y en gran agitación. La mayoría de la sociedad quiere soluciones rápidas como si se tratara de escribir el guion de una obra de teatro o de una película.

Cada vez se escucha más que se habla de la difícil situación en la que se encuentra la nación. La desilusión va aumentando en contra de los políticos y cómo esta condición favorece que se busque a salvadores mesiánicos que prometan de manera mágica solucionar todo el mal.

La historia revela que ningún plan o solución humana ha salvado jamás a una nación de su decadencia moral. Lo contrario es cierto; las soluciones humanas sólo profundizan el pozo de la destrucción de una nación, en todo caso.

Los dos partidos que dominan la política nacional se han retirado años luz de sus fundamentos. Aunque muchos no lo crean, en sus orígenes, ambos partidos tenían una visión muy apegada a los principios conservadores y valores morales. Entre sus filas contaban con personas ejemplares de liderazgo cristiano que dejaban sentir sus ideales.

Por mucho tiempo los Republicanos se proyectaban como el partido con sólidos principios morales y una visión conservadora de gobierno. Eso ha cambiado radicalmente en los últimos años por toda la corrupción que ha salido de entre sus filas.

Los Demócratas, que también en su tiempo proyectaban principios morales y se inclinaban por un gobierno conservador, hace tiempo que han sido controlados por la agenda de los liberales y su más que obvia inclinación que ya han llevado a la nación a un socialismo.

El Presidente Harry Truman confirma lo que era la posición filosófica de los demócratas cuando en su mensaje de inauguración presidencial del 20 de enero de 1949 dijo:

“La gente estadounidense está firme en la fe que ha inspirado a esta nación desde el principio… Nosotros creemos que todos los hombres son creados en igualdad porque fueron creados en la imagen de Dios. De esta fe no seremos movidos”.

No hace falta decir que en la actualidad los demócratas se encuentran lejos del partido de Truman, están irreconocibles. La mayoría de sus integrantes se burlan de los principios a los que hizo referencia Truman y luchan en contra de ellos. Son los principales promotores del asesinato de bebés en la matriz de la madre, tiene una definición demasiado torcida de la sexualidad de las personas y buscan destruir el concepto ancestral de la familia, exaltando el comportamiento homosexual.

No hay duda que ambos partidos se han retirado de los principios conservadores y de esa fe en Dios que tiempo atrás inspiró todo en esta nación.

La seguridad nacional, el futuro progreso y la felicidad de esta no dependen de ningún partido político. Mucho menos depende de que se levante un gran líder mesiánico, más bien depende del pueblo de Dios y de si éste está dispuesto a regresar a una fe no fingida, sin emocionalismo, ni sólo de domingo, sino una fe viva en el Dios Soberano que es el Único que sabe el futuro y controla los eventos.

Si leemos con cuidado la Biblia nos damos cuenta de que Dios pone un límite a toda la inmoralidad que permite que suceda en una nación. Su paciencia tiene límites y cuando ve que no hay gente que busque transformar la cultura para el bien de todos no tiene otra opción más que intervenir con su justo juicio.

Como ejemplo, seriamente consideremos la advertencia que da Moisés:

“No se te ocurra pensar: Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos. Recuerda al Señor tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados. Si llegas a olvidar al Señor tu Dios, y sigues a otros dioses para adorarlos e inclinarte ante ellos, testifico hoy en contra tuya que ciertamente serás destruido” (Deuteronomio 8:17-19).

Muchos son los dioses que la sociedad adora. La arrogancia se paga muy cara. Ya es tiempo de despertar antes de que sea demasiado tarde. Hace mucho que esta nación debió haberse humillado al reconocer la prepotencia de cómo se ha conducido especialmente en los últimos setenta años.

Dios nos da la opción, así que depende de nosotros y no de Dios qué clase de futuro tendrá la nación. Así lo comprendió Thomas Jefferson, quien dejó una advertencia que no debe ser ignorada por esta generación:

“El Dios que nos dio la vida nos dio la libertad. Y, ¿se pueden considerar seguras las libertades de una nación cuando hemos eliminado su única base firme, una convicción en la mente de las personas de que estas libertades son el regalo de Dios?, ¿de que no deben ser violadas sin Su ira? De verdad, tiemblo por mi país cuando reflexiono que Dios es justo y que Su justicia no puede dormir para siempre”. Thomas Jefferson

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